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Detectan por primera vez rayos X provenientes de 3I/ATLAS: un tenue resplandor que desconcertó a los astrónomos

Detectan por primera vez rayos X provenientes de 3I/ATLAS: un tenue resplandor que desconcertó a los astrónomos

La comunidad científica recibió una nueva sorpresa en torno a 3I/ATLAS, el objeto interestelar que ha captado la atención del mundo en el cierre de 2025. Por primera vez, una misión espacial logró registrar emisiones de rayos X provenientes de este visitante, un descubrimiento que podría abrir una nueva etapa en el estudio de cuerpos

La comunidad científica recibió una nueva sorpresa en torno a 3I/ATLAS, el objeto interestelar que ha captado la atención del mundo en el cierre de 2025. Por primera vez, una misión espacial logró registrar emisiones de rayos X provenientes de este visitante, un descubrimiento que podría abrir una nueva etapa en el estudio de cuerpos originados fuera del sistema solar.

El hallazgo fue confirmado gracias a la misión XRISM de la agencia espacial japonesa JAXA. El astrofísico de Harvard Avi Loeb —una de las voces que más ha seguido el comportamiento de 3I/ATLAS— explicó que esta es la primera vez que un objeto interestelar muestra este tipo de señales energéticas. La detección ocurre justo cuando el cuerpo celeste se aproxima a su punto más cercano con la Tierra, previsto para el 19 de diciembre.

Según Loeb, el telescopio Xtend de XRISM fue capaz de capturar un tenue brillo que se extiende hasta unos 400.000 kilómetros desde el núcleo del objeto. La imagen, que cubre un área equivalente a un cuadrado de 3 millones de kilómetros por lado, revela una emisión débil pero persistente. Hasta ahora, 3I/ATLAS solo se había observado en longitudes de onda ultravioleta, visible, infrarroja, submilimétrica y de radio.

El investigador destacó que, por su tamaño y por la amplitud de su coma, el cuerpo era un candidato idóneo para intentar este tipo de mediciones, aunque nunca antes se había obtenido una señal de rayos X desde un objeto de origen interestelar.

Una observación compleja y un posible origen natural

La oportunidad para registrar los rayos X surgió cuando 3I/ATLAS dejó de estar alineado con el Sol, permitiendo una ventana de observación entre el 26 y el 28 de noviembre. En ese lapso, los instrumentos de XRISM acumularon 17 horas de datos mientras el objeto se desplazaba lentamente por la constelación de Virgo. El equipo tuvo que ajustar la posición del telescopio en 14 ocasiones para evitar perderlo del campo visual.

Los análisis preliminares apuntan a un mecanismo natural detrás de la emisión: la interacción del viento solar con la nube de gas que rodea a 3I/ATLAS. Este proceso, conocido como intercambio de carga, puede generar rayos X al chocar partículas solares con los átomos presentes en la coma del objeto. La presencia de líneas espectrales asociadas al carbono, nitrógeno y oxígeno —que no coinciden con fuentes de la Vía Láctea ni con efectos de la atmósfera terrestre— respalda esta hipótesis.

Un hallazgo que abre nuevas líneas de investigación

Aunque la explicación más probable sigue siendo natural, la detección representa un avance significativo en la exploración de objetos interestelares. Para los científicos, este descubrimiento permite profundizar en la física de estos cuerpos y abre la posibilidad de identificar otros tipos de señales en rayos X que no habían sido observadas antes.

El comportamiento de 3I/ATLAS continúa generando preguntas y nuevas oportunidades de estudio, y los próximos días —marcados por su mayor aproximación a la Tierra— podrían ofrecer aún más datos para la investigación astronómica.

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