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La IA impulsaría la creación y transformación de empleos más que su eliminación, según J.P. Morgan

La IA impulsaría la creación y transformación de empleos más que su eliminación, según J.P. Morgan

J.P. Morgan presentó un nuevo análisis en el que sostiene que la inteligencia artificial no representa únicamente un riesgo para el mercado laboral, sino que también podría transformar y fortalecer más puestos de trabajo de los que eventualmente desaparecerían. El impacto, asegura la firma, dependerá de la velocidad con la que compañías y trabajadores adopten

J.P. Morgan presentó un nuevo análisis en el que sostiene que la inteligencia artificial no representa únicamente un riesgo para el mercado laboral, sino que también podría transformar y fortalecer más puestos de trabajo de los que eventualmente desaparecerían. El impacto, asegura la firma, dependerá de la velocidad con la que compañías y trabajadores adopten la tecnología.

De acuerdo con sus cálculos, en Estados Unidos hay alrededor de 71 millones de profesionales dedicados a trabajos del conocimiento, un segmento que podría convertirse en un mercado de hasta US$6 billones dentro de esta nueva ola tecnológica.

Aunque el avance de la IA ha generado temores sobre una posible reducción masiva del empleo, la entidad recuerda que la historia demuestra lo contrario: más del 60% de los trabajos actuales en EE. UU. no existían en 1940. Cada revolución tecnológica ha eliminado ciertas tareas, pero también ha dado paso a nuevas ocupaciones y mejoras en eficiencia.

El estudio resalta que la IA generativa ha avanzado con una rapidez notable: comete menos errores, procesa información más amplia y es capaz de realizar razonamientos más complejos. Esa evolución técnica ha impulsado un auge de inversión sin precedentes. Las grandes tecnológicas estadounidenses triplicaron su gasto de capital entre 2023 y 2026, y para 2025 la inversión en IA aportó más al crecimiento del PIB de EE. UU. que el consumo, un cambio histórico.

Dentro de estas proyecciones, destacan los planes de OpenAI de construir centros de datos con una capacidad mayor a 25 GW, lo que implicaría inversiones superiores a un billón de dólares en los próximos años. A pesar del tamaño de estas apuestas, el mercado sigue sin mostrar señales de saturación: las tasas de vacancia en centros de datos se ubican en mínimos históricos, con solo 1,6% de disponibilidad, y gran parte de las nuevas construcciones ya están comprometidas.

El informe subraya que la discusión no debe centrarse en si la IA reemplazará empleos, sino en cómo se transformarán. Cada trabajo está compuesto por múltiples tareas, algunas automatizables y otras que pueden fortalecerse gracias a la tecnología. Para J.P. Morgan, este equilibrio abre la posibilidad de aumentos de productividad sin desplazar necesariamente la labor humana.

La firma señala que las capacidades humanas —como el sentido común, la inteligencia emocional, el razonamiento causal y el juicio en situaciones críticas— seguirán siendo ventajas competitivas. De hecho, las empresas que ya utilizan IA reportan incrementos de productividad cercanos al 30%. Además, los sectores más expuestos a automatización registran tasas de desempleo más bajas que los menos expuestos, lo que indica que, por ahora, la disrupción está siendo gradual.

El crecimiento en la adopción de herramientas de IA también es notable. ChatGPT supera los 700 millones de usuarios activos mensuales y procesa alrededor de 18.000 millones de mensajes por semana. En el ámbito empresarial, 10% de las compañías en EE. UU. ya integran IA en la producción de bienes o servicios, y cerca del 45% paga suscripciones a modelos de lenguaje, lo que muestra una rápida penetración tecnológica.

No obstante, J.P. Morgan advierte que esta aceleración trae riesgos: valoraciones elevadas de startups, expansión del crédito para infraestructura y mayor apalancamiento financiero. Aunque estos elementos suelen preceder a burbujas tecnológicas, la firma aclara que aún no hay señales claras de exceso de capacidad o desconexión entre ingresos y precios, por lo que el riesgo más fuerte se percibe a mediano plazo.

El análisis concluye que la inteligencia artificial será una de las fuerzas transformadoras más importantes de los próximos años, con efectos significativos sobre el empleo, la productividad y la inversión global. Para J.P. Morgan, el mayor desafío no es la volatilidad propia del avance tecnológico, sino quedarse fuera de una innovación que redefine mercados y crea nuevas oportunidades laborales.

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